25 de febrero
A propósito de mis últimos y numerosos encuentros con personas que creen en un dios, me doy a la tarea de escribir esta entrada, sabiendo de antemano que puedo (y voy a) recibir críticas y ser juzgada. Entre estos encuentros, una de esas personas me dijo: "Tienes que ponerte en las manos de dios"... ¿Que me ponga dónde? ¿Cuáles manos? ¿De quién? ¿Por qué no me dice que busque la solución a mi problema? ¿Por qué no me ayuda a encontrarle solución a mi problema? ¿Qué les pasa a los creyentes? La mayoría de las religiones, en el mejor de los casos, tienen algunos núcleos de moralidad que vienen con un montón de bagaje que hace que la gente haga cosas horribles, de verdad horribles, y ustedes saben que no exagero. En nombre de la religión se han cometido las más grandes hecatombes en la historia. La gente ha olvidado que antes del judeocristianismo los grandes filósofos de la antigüedad ya hablaban de ética y establecían diferencias entre el bien y el mal. Fue en