25 de febrero


       A propósito de mis últimos y numerosos encuentros con personas que creen en un dios, me doy a la tarea de escribir esta entrada, sabiendo de antemano que puedo (y voy a) recibir críticas y ser juzgada. Entre estos encuentros, una de esas personas me dijo: "Tienes que ponerte en las manos de dios"... ¿Que me ponga dónde? ¿Cuáles manos? ¿De quién? ¿Por qué no me dice que busque la solución a mi problema? ¿Por qué no me ayuda a encontrarle solución a mi problema? ¿Qué les pasa a los creyentes?

       La mayoría de las religiones, en el mejor de los casos, tienen algunos núcleos de moralidad que vienen con un montón de bagaje que hace que la gente haga cosas horribles, de verdad horribles, y ustedes saben que no exagero. En nombre de la religión se han cometido las más grandes hecatombes en la historia. La gente ha olvidado que antes del judeocristianismo los grandes filósofos de la antigüedad ya hablaban de ética y establecían diferencias entre el bien y el mal. Fue en la Edad Media cuando el cristianismo prostituyó este concepto y bajo la ética cristiana hoy la historia puede dar cuenta de las peores barbaries. Después llegaron filósofos como Kant, Hume y Descartes que le devolvieron a la "ética" su razón correspondiente y recuperaron las ideas de los maestros griegos. Gracias a... pues a ELLOS mismos por haberlo hecho.

       No comparto la idea de que existe un dios, así como creo fielmente que los únicos que deben pagar por nuestros errores somos nosotros mismos y el único perdón debe venir de nosotros mismos. ¿Por qué no creo que existe un dios? Voy a intentar ser lo más clara posible y cabe aclarar que no pretendo señalar a nadie, precisamente porque ninguna voluntad divina me ha dotado con la potestad para hacerlo y finalmente, no soy más que una pequeña partícula en un universo en expansión: nadie.


No hay evidencia

       La mayoría de lo que aceptamos lo hacemos sobre la base de la prueba. Esa prueba no siempre es sólida (parte de ella se basa en afirmaciones espurias de los medios, por ejemplo), pero existe un estándar con el que sostenemos la mayoría de nuestras creencias. Las cosas que no cumplen ese estándar, como el ratón Miguelito, el Coco, Papá Noel, por ejemplo, las descartamos no como imposibles, sino como extremadamente improbables.

       A Dios, sin embargo, muchas personas lo aceptan sin ninguna prueba. La creencia en Dios es un producto de la educación, la convención social y cultural, el deseo de comodidad y la pereza intelectual.

       No hay evidencia de que Dios exista. Es posible que ustedes hayan tenido algún tipo de experiencia personal, una "evidencia anecdótica" que los haya convencido personalmente de que él está ahí. Pero muchos tendrían que admitir que ese tipo de evidencia no es válida. No se puede replicar bajo condiciones de prueba y hay otras explicaciones posibles de lo que pudo haber sucedido.

       Dato curioso: nadie nunca ha presentado un ápice de evidencia persuasiva de que hay un Dios. No, la naturaleza no sirve de ejemplo, ni el ser humano, ni las estrellas... Gracias a la ciencia hemos aprendido que todo es el resultado de un proceso evolutivo que se inició por condiciones fortuitas.


Es ilógco

       A falta de evidencia, algunas personas intentan argumentar que "debe haber" un Dios porque nada más tiene sentido. Este "no tiene sentido" va desde lo ingenuo ("Siento que debe haber un propósito más grande en la vida") hasta los sofisticados argumentos presentados por teólogos, filósofos y apologistas. No entiendo por qué debe haber una razón, si, como mencioné, somos fruto de un fenómeno fortuito... tan fortuito que dudo que haya vida como la nuestra en otros planetas. Las colisiones que sufrió la Tierra antes de ser el planeta que conocemos fueron tan únicas, tan singulares, que es poco probable que haya vida similar a la nuestra en otros mundos. ¿Por qué debe haber un sentido?

   
El predominio del sufrimiento

       Un comediante dijo una vez que si el día de su muerte se diera cuenta de que dios existe, lo primero que haría sería darle un puño en la cara y decirle que es un psicópata por permitir que haya tanto sufrimiento innecesario en el mundo que él, por definición, creó y sigue permitiendo. ¿Qué clase de Dios, pregunto, ha creado un mundo en el que los niños mueren en inundaciones, mueren de hambre, mueren en agonía de tuberculosis y malaria? ¿Qué clase de Dios permite que las personas que lo adoran y lo alaban sean asesinadas, violadas, torturadas y que lleguen a innumerables otros fines horribles?

       Y esto no excluye la existencia de ningún dios. Puede ser un dios sádico y despiadado. O, como los griegos y los romanos antes que nosotros, puede ser un panteón de dioses narcisistas que no tienen ningún interés en cuidarnos. Pero un dios benévolo y amoroso, como se nos dice que es el Dios cristiano, nunca habría creado el mundo en el que vivimos. Para creer en él debemos alejarnos de la carnicería a nuestro alrededor... o inventar excusas ridículas (¿Dios obra de maneras misteriosas?).

        Quiero añadir mis apreciaciones acerca del bien y el mal en el judeocristianismo. En mi percepción, una persona debe ser buena porque sabe que es lo correcto y no por temor a ningún dios. En esto hago una invitación a leer a Kant y su elaboración del concepto "imperativo categórico", en donde nos habla de un principio de racionalidad objetivo, necesario e incondicional que debemos seguir por encima de cualquier deseo natural, creencia o inclinaciones opuestas.

       Por último, me gustaría decirles a los creyentes que a veces envidio su condición, pues yo tengo que cargar con el peso de mis culpas sobre mis hombros y no tengo ningún dios que me absuelva o se las lleve. No me sostienen los dioses, solo el lenguaje.

Comentarios

  1. Hola Elena, espero te encuentres bien.
    Me parece muy respetable tu punto de vista, que rico leer ese desahogo, muy importante hacerlo. En cuanto a la redacción me parece excelente, me gusta la división de los párrafos para facilitar la lectura, muy buena ortografía.

    Linda

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